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Cuando tienes una pyme, llevar la contabilidad es obligatorio. Pero confiar solo en ella para saber cómo va tu empresa es como mirar el retrovisor para conducir hacia adelante. Útil, sí. Suficiente, no.

La contabilidad te dice lo que pasó, no lo que está por pasar

La contabilidad registra movimientos: lo que compraste, lo que vendiste, lo que pagaste y cobraste. Es el reflejo del pasado. Pero si solo miras eso, estás dejando fuera muchas preguntas clave:

¿Estoy ganando dinero con cada producto o servicio?

¿Tengo margen para invertir o contratar?

¿Puedo afrontar una caída de ventas?

¿Qué decisiones tomar si suben mis costes?

El valor del análisis financiero

Aquí es donde entra el análisis financiero. No sustituye a la contabilidad: la interpreta. Analiza cómo se comportan tus ingresos, gastos, inversiones, deudas, márgenes... y traduce todo eso en información útil para tomar decisiones.

Es la diferencia entre tener los datos y saber qué hacer con ellos.

Ejemplo simple: dos empresas, dos realidades

Imagina dos empresas que facturan 500.000 € al año y tienen beneficios. Sobre el papel, parecen sanas. Pero al mirar más allá, una está muy endeudada, depende de un solo cliente y tiene problemas de liquidez. La otra tiene una estructura sólida, diversificada y puede crecer.

La contabilidad te dice lo primero. El análisis financiero, lo segundo.

¿Qué necesitas entonces?

No hace falta ser un experto en finanzas. Solo tener acceso a alguien que traduzca los números a tu idioma y te ayude a usarlos a tu favor.

Eso es lo que hacemos en Finzenit: ayudarte a entender tu empresa desde dentro para tomar mejores decisiones.